Warhammer Fantasy se publicó por primera vez en 1983 y no sería hasta 1985 que saldría con su nombre original, por la empresa Games Workshop. Este terminó siendo un mundial juego fantástico de miniaturas, clasificado como un Wargame (juegos de miniaturas que representan la guerra), de inspiración Tolkieniana por lo que se ven cosas muy familiares, pero con su original reinterpretación. Luego también tenemos a su hermano gemelo de ambientación futurista, Warhammer 40K, pero de esto hablaremos otro día. Con esto quiero dejaros una idea clara sobre los juegos de Warhammer y es que solo hay una verdad, la guerra es eterna.
Dentro del viejo Warhammer Fantasy encontramos cuatro facciones principales, las cuales engloban las distintas subfracciones, primero tendríamos el Orden, que contiene el imperio humano, enanos, elfos y hombres lagarto. Por otra parte estaría la Muerte, donde encontramos a los Condes Vampiro o Nehekhara. También estaría la facción de Destrucción, en la que encontramos a los Orcos, Goblins y Ogros. Por último estaría el caos englobando el Caos Absoluto: Khorne, Nurgle, Tzeentch y Slaanesh. Hay muchas facciones en las que elegir y este escrito no está centrado a profundizar en todas ellas, sino a introducirnos a este mundillo y que no vayáis muy perdidos en las futuras partidas de rol que vamos a publicar.
Hoy voy a presentaros el protagonista de este mundo, el Imperio de la Humanidad fundado por Sigmar (Actualmente deificado) hace más de mil años, es un reino de estructura feudal, el cual está gobernado por un emperador y unos condes que dirigen las distintas provincias. A parte, tiene un sistema religioso politeista, en el que Sigmar es el dios más venerado, y es bastante opresor debido a la situación en la que se encuentra el Imperio: acosado por tribus de bárbaros sirvientes de los dioses oscuros que los atacan por el norte, tienen las belicosas tribus de pieles verdes (orcos y goblins) en el sur, y por el este los no-muertos y los vampiros amenazan con extender su maldición por todo el mundo, pero es que además, también existe una corrupción interna que amenaza con su propia autodestrucción.
Con esto tenemos unos ingredientes básicos para un mundo de fantasía de un reino humano acosado por toda clase de criaturas o poderes oscuros, en el que se nos da un entorno algo limitado a la hora de crear cosas nuevas, pero ofrece un contexto bastante bueno en el que interpretar o reinterpretar historias clásicas de guerra, magia o antiguos cultos. Próximamente os hablaré de la última edición del juego de rol especializado en este mundo, que a diferencia de D&D (Dungeons & Dragons) cambia no solo el sistema de juego, sino también que las clases son muchísimo más variadas y uno puede interpretar casi cualquier oficio, desde un poderoso mago a un simple médico forense, ya veréis.
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